lunes, 15 de septiembre de 2008

AQUI ESTA EL AZUL


El azul está en la ciudad, cubre como una neblina sus contornos, atenúa y filtra sus luces más crudas. El azul está aquí. Solo hay que descubrirlo. Hay que desearlo para poder verlo.
Duerme en las estrellas sobre la quieta y onda noche, flota muy suavemente, tendido en largos velos Y como un oscuro y azul fantasma se tiende en este largo río que pasa susurrando penas que trae el viento, que besa la orilla y despliega en la dulce noche un romance con la brisa nocturnal
Hay que recorrer la ciudad, capturar el espíritu, abandonar el gris, habitual de la rutina; virar hacia el color de su cielo, azul. A lo largo del tiempo, el azul se liga al alma, a lo sagrado, lo espiritual.
El sonido,- aún el más bello- existe, y se extingue rápidamente, absorbido por el silencio para siempre. El color está siempre, en cada cosa.
Hay ciertos lugares donde nada es grave. Donde las cosas parecen transparentes y ligeras Como la luz y el aire Suele manifestarse como el alma de la ciudad. Sitios en los cuáles la materia y el espíritu pierden densidad, se vuelven leves. Como la espuma, como un vuelo.
El silencio impregna el alma pedacitos de azul se acomodan en el parque, iluminan las estatuas, que parecen ángeles. Por la tarde descansa en las ramas de los árboles, sin doblegarlas, como si ese reposo se tratara de una cuestión estética. Color sin pérdida de cielo, memoria fresca de esa región que sospechamos transparente y pura.
En esta ciudad el azul suele habitar en los interiores, en forma de neblina, de enigmáticos lugares, de casa altas donde más que un color es un pensamiento.
Todos los colores son testigos de la luz, pero el azul prevalece y se queda en este lugar .
Color nocturno, que como un halo rodea el contorno de las cosas. Vela las madrugadas sin pausa, sin descanso
Para que la ciudad no se quede ni un instante sin ángel, sin alma, sin azul...

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